Podríamos decir que, desde su aparición, el cultivo de autoflorecientes en interior, supuso toda una revolución dentro de la cultura del cannabis. Cultivar autoflorecientes requiere un mínimo esfuerzo, y se distinguen por no necesitar fotoperiodos especiales. Aun así, la producción obtenida gracias al cultivo interior de autoflorecientes es especialmente abundante, y de muy buena calidad.
Estas cepas denominadas autoflorecientes no responden a resultados casuales o caprichosos derivados de modificaciones genéticas. Son el producto de varias décadas en las que se ha llevado a cabo la labor de una cría muy cuidadosa. Cepas Indicas y Sativas han sido cruzadas con la denominada ruderalis. Dicha ruderalis es una familia de cannabis procedente de regiones especialmente frías: en el norte de Rusia, y China, sobretodo.
Las adversas condiciones climáticas que allí se dan, han propiciado que estas cepas hayan evolucionado sin depender del ciclo de la luz; y todo ello, de una manera natural. Sin embargo, ruderalis son cepas que no producen muchos brotes, y además, estos son bastante débiles. Ello será la causa de que no se vean demasiadas cepas ruderalis en el mercado.
Mediante una cuidadosa cría, los cultivadores más experimentados han mezclado de manera exitosa las propiedades autoflorecientes de las ruderalis con otras cepas, sobretodo de cannabis Indica y Sativa. El resultado obtenido no defrauda: semillas con toda la potencia, así como producción, y una floración considerablemente rápida.
Es una forma de genética dentro de la cultura del cannabis, como ya hemos comentado, revolucionaria. Veamos qué ventajas nos ofrece:
Al no depender de los ciclos de luz para florecer, las semillas pueden crecer a lo largo de todo el año, produciendo múltiples cosechas. Los cambios estacionales no influirán, por tanto, en este caso. Los cultivadores novatos podrán, así mismo, aprender a cultivar cannabis, y no deberán preocuparse de controlar los ciclos de luz, durante dicho cultivo de autoflorecientes en interior.
En relación con la ventaja anterior, el cultivo de autoflorecientes en interior produce resultados especialmente rápidos. La semilla puede evolucionar hasta el momento de la cosecha en apenas 10 semanas. Esto permite obtener cultivos de autoflorecientes en constante producción.
Una cuestión que se deriva de lo anteriormente descrito es que este crecimiento tan acelerado no va a producir iguales rendimientos que una cepa normal. En parte, esto es cierto… Pero es importante, en el cultivo de autoflorecientes de interior, tener en cuenta el ratio rendimiento/tiempo, y su relación proporcionada.
La menor producción de las cepas autoflorecientes se compensa en la rapidez con que estas lo hacen. El mismo espacio de tiempo en que una cepa normal nos ofrece una cosecha, el cultivo de autoflorecientes en interior nos va a ofrecer la posibilidad de obtener múltiples cosechas. Estás cosechas que se obtienen más a menudo, y que pueden darse mediante un armario de cultivo interior. Se establecerá, así, un flujo más constante de brotes, y no serán necesarias otras instalaciones, como puede tratarse de algún cuarto adicional.
Debido a que no suelen crecer más de 1 – 1,2m de altura, el cultivo de autoflorecientes en interior resulta discreto. Ello permitirá una mejor organización de cuarto de cultivo, o del armario para cultivo de autoflorecientes. Cuando se quiere, por ejemplo, cultivar en el balcón, o mediante el denominado “método guerrilla”, estas cepas resultarán ideales. Por su pequeña estatura, si se quiere Sativa, y se dispone de poco espacio, son ideales para cultivar autoflorecientes.
La herencia de la cepa ruderalis, otorga a estas cepas autoflorecientes una gran resistencia al frio, infecciones y/o plagas. Por ello, si se es principiante, se corren menos riesgos de perder una cosecha con estas cepas. De la misma manera, serán aptas para cultivarse en las zonas más frías del planeta. Incluso, si se da el caso de que no hace un frio excesivo, ni nieva, se pueden cultivar en el exterior durante los meses de invierno.
Esta combinación característica de resistencia y floración, hace que estas cepas sean aptas para su cultivo tanto en interior como en exterior. Cuando se trata de cultivar autoflorecientes en interior únicamente deberemos colocar las plantas bajo un ciclo de luz de manera constante, de 18/6. En el exterior, en cambio, deberemos plantarlas y dejarlas crecer. Difícil, realmente, no resulta.
Amnesia Haze, por ejemplo, una de las cepas más famosas existentes, tiene su versión autofloreciente. Esta, permanece fiel al intenso efecto que la caracteriza, así como a su también característico delicioso sabor.
Esperamos que esta información sobre el cultivo de autoflorecientes en interior haya sido de tu interés. Si quieres estar al día de todos los temas relacionados con el cultivo de marihuana y el mundo del cannabis, no olvides visitarnos cada semana.
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